El PSOE y ERC han acordado iniciar el traspaso “integral” de Rodalies al gobierno catalán en el marco del acuerdo de investidura a presidente del Gobierno del candidato socialista, Pedro Sánchez.
Si bien no han trascendido detalles sobre esta histórica exigencia de los partidos independentistas, ERC sostiene que incluye los trenes, las vías y la financiación. Además, para evitar perturbaciones en el servicio, el traspaso se hará de manera gradual, aunque no se ha publicado ningún calendario.
El traspaso integral anunciado por ERC tiene un gran escollo que sortear: tiene en contra a los propios trabajadores de Renfe, que han mostrado su rechazo a dejar el operador estatal para pasar a depender del gobierno autonómico. Son, además, trabajadores que han recibido constantes críticas, faltas de respeto e incluso agresiones por parte de la clase política y de la ciudadanía.
Respecto a este asunto, la vicepresidenta del Gobierno en funciones, ministra de Trabajo en funciones y líder de SUMAR, Yolanda Díaz, se ha mostrado a favor del traspaso siempre y cuando se respeten las condiciones laborales de la plantilla.
La complejidad de traspasar la infraestructura
Desde Cataluña se lleva más de una década exigiendo este traspaso con el mal funcionamiento del servicio como principal argumento. Los problemas en la red de Rodalies son bien conocidos. Para poner cifras, en los últimos 3 meses ha habido más de 50 días con incidencias que han generado retrasos de más de 15 minutos.
Estas incidencias son consecuencia de la falta de mantenimiento de la infraestructura durante un largo período de tiempo. Aunque en 2020 han comenzado importantes trabajos de mejora, aún es pronto para ver sus resultados como sucede en otras redes como la de Cercanías Madrid, que también adolece de incidencias.
Desde el secesionismo siempre han culpado de la situación a la mala gestión por parte del Estado, especialmente de Renfe, y han defendido que una gestión directa del sistema ferroviario es la única solución. Poniendo como ejemplo el buen funcionamiento de la red de FGC, que es mucho menos compleja que la RFIG en territorio catalán.
Sin embargo, traspasar la infraestructura a Cataluña no es una tarea sencilla. La mayoría de las líneas tienen continuidad hacia Francia, Aragón o Valencia y por ellas circulan más trenes que los de Rodalies. Tras una reunión mantenida entre el PSC y ERC para abordar la transferencia, la portavoz socialista Alícia Romero defendió que “Estamos a favor del traspaso con matices. Pero no a favor de las vías que comunican comunidades o con Francia”.
Un hipotético traspaso de la infraestructura a un nuevo administrador añadiría complejidad a la operación de trenes de Media Distancia, larga distancia y mercancías ya que estos deberían circular por infraestructuras de distintos titulares cuando en la actualidad todas las vías pertenecen a Adif.
Una situación que, aunque se da en los tráficos transfronterizos (un tren Barcelona-Perpiñán circula por vías de Adif, LFP y SNCF Réseau), no conviene reproducir forzadamente.
