Tan sólo unos días después de haberse inaugurado la conexión con Francia por alta velocidad, la operadora pública gala SNCF ha iniciado las gestiones ante el Ministerio de Fomento para comenzar a ofrecer un servicio TGV (tren de alta velocidad, similar al AVE) entre Madrid y Barcelona a partir del 1 de enero de 2014.
Aunque es positivo que haya competencia para estimular la reducción del precio del servicio, si SNCF prosigue con sus planes supondrá una seria amenaza para Renfe, debido a que por su mayor número de plazas, los TGV Dúplex que planea utilizar son más baratos de explotar si la ocupación es alta. Además, el Estado francés lleva tiempo oponiéndose a la libre competencia en el sector ferroviario nacional y se oyen rumores acerca de que podría dar pasos atrás en el proceso de liberalización.
El acuerdo entre Renfe y SNCF
Con el fin de hacer una explotación conjunta del corredor Madrid-Barcelona-París, Renfe y SNCF firmaron un acuerdo para realizarlo de forma conjunta aportando cada una 10 trenes. Aunque SNCF siempre apostó por los TGV Dúplex de la generación Dasye ya en servicio y los Eurodúplex que recibirá a lo largo de este año, Renfe en un primer momento abrió un concurso para comprar 10 nuevos trenes con capacidad similar a los franceses, ya que poseen 500 plazas frente a las 405 de la serie 103.
Sin embargo, debido a los recortes promovidos por Fomento el concurso tuvo que cancelarse y se optó por utilizar los 112 aunque posteriormente se decidió adaptar 10 trenes de la serie 100, más sencillos de hacerlos funcionar bajo los 1.500Vcc de la red convencional francesa.
Posibles consecuencias
Sin embargo, ante este movimiento frente al que Renfe no ha respondido aún, el acuerdo podría estar en peligro ya que en vez de una aliada, la operadora francesa pasaría a ser la competencia más dolorosa. Si a esto se le añade la imposibilidad de ofrecer servicios nacionales en Francia ante la negativa del Estado de abrir el ferrocarril a la competencia, situación ante la que habría una enorme desigualdad de condiciones, es más que probable que la cooperación finalmente no se lleve a cabo.
Otra posible consecuencia de esta maniobra de la SNCF podría ser que el Gobierno español se replantee las fechas para la liberalización. Prevista para el 1 de julio de 2013, al Estado no le interesa que una empresa pública extranjera le haga semejante competencia cuando el Estado propietario de dicha operadora no permite hacer lo propio. Además, debido al despilfarro realizado por Renfe para comprar trenes de alta velocidad que aún ni utiliza, ahora hay poco margen económico para adquirir vehículos de mayor capacidad que hagan más rentable la operación y con los que poder competir contra los TGV Dúplex.
Lo que sí parece inevitable es el aumento de tensión entre las dos empresas públicas que comparten algunos servicios a través de la entidad de propiedad conjunta Elipsos.
Fuente: eldiario.es