Durante 2010, año en el que cesaron las subvenciones estatales a los servicios comerciales de Renfe (trenes de alta velocidad y largo recorrido), la operadora alcanzó un beneficio de 2,5 millones de euros en dichos servicios, alcanzándose, por primera vez, la rentabilidad económica.
Este resultado ha sido posible gracias a la política de austeridad de la compañía, que ha reducido los gastos en la explotación. Una de las medidas adoptadas para lograr este objetivo fue la unificación de los servicios de viajeros en una sola Dirección General, gracias a lo que se ha reducido el número de altos cargos.