La privatización de los ferrocarriles británicos ha vuelto a hacer aguas. Si hace unos días la franquicia Northern Trains volvió a manos públicas por diversos problemas y hay más franquicias que podrían correr la misma suerte, la crisis del coronavirus COVID-19 va a obligar al gobierno británico a rescatar al resto de operadoras.
Caída drástica de los pasajeros
Muchas de las concesiones dependen del número de viajeros para ser sostenibles económicamente. La viabilidad de cada franquicia se calcula estimando el número de viajeros que van a usar el ferrocarril.
Esta estimación se hace teniendo en cuenta la demanda en el momento de firmar el contrato y las previsiones de crecimiento. Muchas operadoras se han encontrado con la cruda realidad de que fueron muy optimistas con las predicciones de crecimiento. Pero en plena oleada de teletrabajo para evitar la propagación del coronavirus, todas se están viendo con el agua al cuello.
Si bien aún no hay cifras oficiales, Grant Shapps, el secretario de Transportes del gobierno británico asegura que la demanda ha caído un 20%, aunque las operadoras dicen que la pérdida de viajeros ha alcanzado el 30% en una semana.
La cosa podría ir a más ya que, aunque el Gobierno de Boris Johnson no planea decretar un escenario similar al del resto de países europeos (aboga por un polémico contagio controlado), sí está pidiendo a las empresas que fomenten el teletrabajo.
Las operadoras sufren en bolsa
Estas cifras y la previsión de sus consecuencias están pasando factura a las operadoras que están en manos de empresas que cotizan en la bolsa de Londres.
El valor de las acciones de First Group, que tiene las franquicias de South Western Railway y Avanti West Coast Line (en conjunto con Trenitalia) ha caído casi un 68% en pocos días.
El 11 de marzo la compañía cerró con un precio de 102,20 libras la acción mientras que ayer lo hizo por un valor de 40 libras. Y hoy, después de haber alcanzado el mínimo histórico de 25,02 libras, el valor de la acción apenas supera las 30 libras en este momento.
Por lo tanto, la crisis que está sufriendo el sistema de franquicias ferroviarias en el Reino Unido está arrastrando a compañías bastante sólidas que tienen otros negocios. Una crisis que se ha agravado de manera notable a causa del descenso de viajeros para frenar el coronavirus.
Diferentes fórmulas para rescatar a las operadoras privadas
El Rail Delivery Group, la entidad que representa a todas las operadoras, ha propuesto al departamento de transporte 2 fórmulas para no irse a la quiebra durante estos días:
- Cobrar por trenes que circulan en lugar de por viajeros transportados. Se cambiaría el actual sistema de ingreso de las operadoras, de tal forma que fueran las arcas públicas las que paguen los servicios ferroviarios, independientemente de la ocupación de los trenes.
- Ofrecer ayuda financiera a las franquicias que más estén sufriendo las consecuencias. De tal forma que el Gobierno, con dinero público, rescatara a las operadoras para mantener sus cuentas saneadas.
Shapps ha afirmado a The Telegraph que aún no ha leído las propuestas, pero que su departamento está trabajando en solucionar la situación. Y es que existe una tercera salida a todo esto, que sería nacionalizar por completo todo el sistema ferroviario británico.
Una opción completamente viable por ley (la mala situación económica de una operadora es motivo para nacionalizarla), pero a la que seguramente el gobierno conservador de Boris Johnson quiera evitar recurrir.
Al fin y al cabo su partido bajo los gobiernos de Thatcher y Mayor fue el promotor de la priatización y actualmente es el principal defensor de mantener el sistema como está. Mientras otros actores políticos y gran parte de la sociedad claman, día sí y día también “Bring back British Rail“.
Fuentes: The Telegraph, Reuters y