La Asamblea Nacional francesa ha aprobado este sábado prohibir los vuelos domésticos en recorridos que se pueden realizar por ferrocarril con un tiempo de viaje inferior a las 2 horas y media.
Una prohibición descafeinada
Una medida que forma parte de ley de cambio climático con la que el país galo pretende reducir las emisiones de GEI (Gases de Efecto Invernadero) un 40% en 2030 en comparación con 1990.
Sin embargo, la medida ha sido criticada por ser laxa por dos motivos.
El primero, que la Convención Ciudadana del Clima pidió la supresión de todos los vuelos con una alternativa de tren de menos de 4 horas. Consideran que es el mínimo para que la medida tenga un impacto real sobre la emisión de GEI.
El segundo, que la prohibición permite una excepción: los vuelos de conexión. Así, si una persona no podrá ir de Lyon o Burdeos a París en avión, sí dispondrá de un vuelo doméstico que una ambas ciudades para continuar desde el aeropuerto de Charles de Gaulle a un destino internacional lejano.
El mal estado financiero de la aerolínea Air France a causa de la pandemia, que ha llevado al Estado francés a duplicar su participación en ella mediante una inversión de 4.000 millones de euros, y el riesgo de que la medida propuesta por la Convención Ciudadana destruyera puestos de empleo han hecho que finalmente el tope se establezca en las dos horas y media.
Si se aprueba en el Senado, en donde el partido del presidente francés y sus aliados tienen la mayoría, se suprimirán los vuelos entre París (Orly) y Nantes, Burdeos y Lyon; ciudades conectadas con la capital mediante líneas de alta velocidad. Otros vuelos que quedarían suprimidos con esta medida serían los que unen París con Rennes y Lyon con Marsella.