La empresa Ferrocarril de Sóller, dueña del único ferrocarril privado de viajeros en España que une Palma con Sóller y su puerto, en Mallorca; está negociando con el Ayuntamiento de La Coruña la adquisición de los tranvías que han quedado en desuso tras la suspensión definitiva que fue formalizada por el Consistorio en diciembre.
Se retoman las negociaciones
No es la primera vez que la empresa mallorquina se interesa por adquirir los vehículos del efímero segundo tranvía de La Coruña. Los responsables de la entidad ya estuvieron en negociaciones con el anterior gobierno municipal, aunque no llegaron a buen puerto. Las negociaciones se reanudaron con la llegada a la alcaldía de María Pita, pero quedaron suspendidas por la pandemia.
Óscar Mayoral, presidente del Ferrocarril de Sóller, dice que el objetivo es ampliar el parque móvil del exitoso tranvía que comunica Sóller con su puerto y que sirve como extensión del tren que llega desde el centro de Palma.
Aparte de 2 unidades clásicas de la ciudad gallega el tranvía turístico, que funcionó entre 1997 y 2011, dispone de 5 unidades que procedían de Oporto y Lisboa. Precisamente de esta ciudad vienen los tranvías con los que a finales de los 90 el Ferrocarril de Sóller reforzó el servicio. Junto son unos remolques del estilo jardinera con los que ampliaron la capacidad del servicio.
Sobre el precio que Ferrocarril de Sóller pagaría al Ayuntamiento aún no se ha dicho nada. Los técnicos de la empresa esperan poder valorar el estado de los vehículos y de sus piezas, de tal forma que puedan presentar una oferta adecuada.
Por parte del Ayuntamiento no se ha confirmado su venta. Aunque de realizarse, se daría salida a los 7 tranvías que llevan sin circular desde el año 2011 y que el paso de los años podría deteriorar aún más.
Un tranvía turístico efímero
El Ayuntamiento coruñés inauguró a bombo y platillo el tranvía turístico en la ciudad, que transcurría entre el castillo de San Antón y la torre de Hércules por el renovado paseo marítimo. En los años siguientes se amplió a la fuente de los Surfistas y a las Esclavas.
A pesar de que fue un éxito entre los turistas, nunca fue una alternativa de transporte público real y la infraestructura padecía de varios fallos que hacían poco segura la circulación. Fue precisamente un descarrilamiento producido en 2011 lo que causó la suspensión del servicio, cuya reanudación ha estado en debate hasta la llegada del actual equipo de gobierno.
A los 2 millones de euros que la empresa Sener presupuestó en 2011 que costaría mejorar la infraestructura para hacerla segura, el abandono de las vías y del material móvil hicieron que la recuperación del servicio se volviera inviable incluso para sus mayores defensores. Certificándose el final definitivo durante el mes de diciembre, cuando el Ayuntamiento liquidó el contrato con la Compañía de Tranvías, teniendo que asumir un coste de 489.896€ por los gastos ocasionados después de la suspensión, los gastos de la explotación durante los últimos años de servicio y los intereses acumulados.
