Las redes de transporte del mundo se mantienen alerta tras los atentados de París al saberse blanco sensible a ataques terroristas. En los últimos días se han dado casos de falsas alarmas.
Miedo a que se repitan los atentados de París
Los atentados de París del 13 de noviembre, en los que 129 personas inocentes perdieron la vida en diferentes puntos de la capital francesa, mantienen al mundo en tensión. Y aunque todos se sienten objetivo potencial de ataques terroristas, las redes ferroviarias y de transporte urbano lo hacen con mucha razón, ya que el terrorismo yihadista ya ha cometido asesinatos en ellas.
Una de las primeras medidas que tomó Francia fue establecer el nivel máximo de alerta en el país, lo que incluye un mayor control en las fronteras. Como consecuencia, los trenes internacionales con destino francés estarán más controlados. En el caso de España eso supone que agentes de la Policía Nacional recorrerán los coches de viajeros pidiendo la documentación a todos aquellos que estén viajando al país vecino. Esta medida, anunciada esta misma semana, se prolongará hasta el 13 de diciembre para garantizar la seguridad en la Cumbre del Clima que se celebrará en París.
Por otra parte, las primeras falsas alarmas no se han hecho esperar. Como suele pasar en estos casos, los ciudadanos prestan máxima atención a los detalles y, dado el nivel de tensión, cada objeto desatendido resulta sospechoso.
Esta reacción humana tan comprensiva ha dado lugar a un par de desalojos en las redes de transporte europeas:
- El martes se desalojó parcialmente la estación central de Hannover, punto caliente al situarse en las cercanías del estadio en el que la selección alemana debía disputar un partido amistoso contra Holanda. Las diferentes amenazas de bomba que las autoridades recibieron aquel día, provocaron finalmente la suspensión de dicho partido.
- Esta misma mañana cundía el pánico en la estación de metro de Lepanto, en Roma, tras encontrarse una bolsa sospechosa sobre uno de los bancos del andén. Como consecuencia, la estación se ha cerrado durante una hora, así como la circulación de la línea A entre las estaciones de Ottaviano y Termini.
Trenes y terrorismo yihadista: viejos conocidos
Como decimos, este tipo de situaciones en los que se desata la alarma es de lo más comprensible, ya que en los últimos años la población europea han sufrido de cerca este tipo de atentados.
Para los españoles, el caso más claro de terrorismo en el ámbito ferroviario es el 11-M, que nos golpeó de lleno. Ese día se detonaron 10 bombas en 4 trenes de Cercanías en plena hora punta, cobrándose la vida de 192 personas. A pesar de la polémica sobre la autoría de los atentados, finalmente se descubrió que el terrorismo yihadista estaba tras el ataque. El 11-M fue el primer gran atentado de estas características en Europa.
Sin embargo, no fue el último: tan sólo un año después, el 7 de julio de 2005, la ciudad de Londres se paralizaba tras la explosión de tres bombas en la red de metro y una cuarta en un autobús urbano. En este caso perdieron la vida 56 personas, incluyendo los cuatro terroristas. También aquí al-Qaeda asumió la responsabilidad de los atentados.
El último caso de terrorismo yihadista en la red ferroviaria europea se dio hace tan sólo unos meses en un tren Thalys que circulaba de Ámsterdam a París. Fue el pasado mes de agosto cuando Ayoub El-Kahzzani, marroquí de 26 años, abrió fuego en el interior del tren. En este caso, la intervención de tres pasajeros estadounidenses (militares de permiso) evitó una catástrofe, saldándose el ataque con dos heridos.
Fuentes: La información, ABC y Repubblica.it.