Que el ferrocarril es el medio de transporte del futuro es algo de lo que se lleva hablando durante mucho tiempo. En especial como respuesta a la necesidad de reducir la huella de carbono del transporte.
Sin embargo, del dicho al hecho hay un trecho como se demuestra en las políticas que favorecen a otros medios de transporte más contaminantes.
Es el caso de Alemania país que, pese a ser visto como un ejemplo a seguir, ha perdido 6.100 kilómetros de ferrocarril entre 1994 y 2020 (casi 7 veces más que en el cierre de líneas deficitarias en España de 1985), de los cuales 3.100 kilómetros eran para trenes de viajeros según denuncia la Asociación de Empresas Alemanas de Transporte Público (VDV por sus siglas en el idioma germánico).
Una entidad que agrupa a la mayoría de empresas relacionadas con el transporte público en Alemania y que forma parte de la Unión Internacional de Transporte Público.
Proponen recuperar 4.000 kilómetros para trenes de viajeros
La asociación, junto al grupo de presión Alianza Pro-ferrocarril (Allianz pro Schiene) ha presentado una propuesta (que actualiza la realizada en 2019 con menos tramos afectados) con la que recuperar para el servicio de viajeros 238 tramos clausurados, abandonados o reservados para mercancías.
En total serían 4016 kilómetros de ferrocarril para trenes de corta distancia que mejorarían la movilidad de 291 municipios y de 3 millones de personas, que podrían optar por un transporte más sostenible.
¿Por qué se han cerrado tantas líneas?
Según el informe en el que se recoge la propuesta, la causa del cierre de 3.100 kilómetros de ferrocarriles para viajeros fue la disminución en el número de usuarios, como sucede en casi cualquier línea clausurada.
Sin embargo, hacen hincapié de que en el momento de tomar la decisión del cierre no se habían analizado los motivos por los que la demanda caía, algo que hubiera permitido adoptar medidas para volver a hacer el tren más atractivo.
Al final el proceso habitual era el siguiente. Una oferta poco atractiva hacía que disminuyera la demanda. La reacción a ello era reducir la oferta. Y afrontar las consecuencias de una oferta poco atractiva poniendo una oferta aún menos atractiva, es sin lugar a dudas el peor remedio.
¿Quién puede reabrir las líneas?
Desde 1994 los Estados son los responsables de los ferrocarriles y servicios de viajeros de corta distancia. Por lo que son los encargados de volver a abrir cada uno de los tramos propuestos en este informe.
Afortunadamente hay muchos precedentes. Que han tenido su origen en iniciativas locales comprometidas con la vuelta del ferrocarril.
Por lo que la transformación de esta propuesta en una realidad dependerá de lo que se movilicen los 3 millones de personas que se pueden ver beneficiadas y sus ayuntamientos. Con la última palabra del Estado correspondiente.
Fuentes: Railway Gazzette International y Allianz Pro-Schein