Renfe conmemora hoy el 20 aniversario del primer viaje comercial del tren de alta velocidad AVE (siglas de Alta Velocidad Española), que salió de Puerta de Atocha a las 8:00 de tal día como hoy en 1992. Al viaje, en el que estuvieron presentes autoridades como el por entonces vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, acudieron 200 personas, una de ellas con su cesta de pan, chorizo y vino.
Desde entonces, la red ha crecido mucho llegando ahora a Barcelona, Valencia y Valladolid -además de sus paradas intermedias- siempre desde Madrid, siguiendo el tradicional diseño radial de los ferrocarriles españoles. De hecho, en este momento España es el país europeo con más kilómetros de líneas de alta velocidad.
Pero… ¿es esto señal de que seamos mejores? Como se diría en Francia, cuna de la alta velocidad europea, non. A diferencia de en el resto del mundo, este tipo de infraestructuras en España ha crecido de manera extremadamente rápida y con un método de explotación de dudosa rentabilidad, tal y como está quedando demostrado con el bajo número de viajeros de la línea Madrid-Valencia.
Además, la tan criticada política de Renfe de eliminar la competencia interna al AVE (suprimiendo cualquier alternativa de baja velocidad como pasó entre Madrid y Sevilla o Barcelona) perjudica seriamente al ferrocarril, ya que no todo el mundo puede pagar un billete de AVE y debe optar por medios más económicos como el autobús o el coche privado.
No obstante, pese a todos los desaciertos que se cometen, gracias a la alta velocidad, España se está convirtiendo en una potencia mundial en la industria ferroviaria y adquiriendo un peso que hace 20 años hubiera sonado a la más cómica ciencia ficción. ¿Quién se imaginaba en 1992 que dos décadas después empresas públicas y privadas españolas se estuvieran encargando de la construcción y explotación de la LAV Medina-La Meca a la vez que un tren de alta velocidad 100% español estuviera haciendo pruebas a más de 300km/h?
Fuente: El País.
