- La venta parcial de Ferrovie dello Stato responde a la necesidad italiana de saldar su deuda interna.
- El control de la empresa quedaría en manos públicas, pero sólo sobre el papel, ya que depende del modo en que se haga.
- Aún debe decidirse si Ferrovie dello Stato se dividirá antes o si se venderá el 40% del conjunto total.
El acuerdo del Consejo de Ministros para vender el 40% de Ferrovie dello Stato abre en Italia el debate sobre la privatización del ferrocarril.
Se decide el futuro de Ferrovie dello Stato
Era una decisión de la que se hablaba desde hacía ya un año. La nueva ley de privatización italiana, la misma que ha llevado al servicio postal público (Poste Italiane) a Bolsa y que afectará también al servicio de Control de Tráfico Aéreo (ENAV), permite la venta parcial de Ferrovie dello Stato.
Recordemos que la empresa es un gran aglomerado público de empresas ferroviarias entre las que se incluyen Rete Ferroviaria Italiana (RFI, la gestora de la red), Trenitalia (la operadora) e Italferr (empresa de ingeniería ferroviaria que se ocupa de los proyectos), entre otras.
El proceso de venta iniciará con una oferta pública, y estará dividida en varias fases. Aunque hay aún muchos detalles sin especificar, se sabe que la venta se formalizará antes de que acabe el próximo año y que los potenciales compradores pueden ser italianos o extranjeros, incluyendo pequeños inversores privados o los propios empleados de Ferrovie dello Stato.
El ministro de Transporte italiano, Graziano Delrio, ha subrayado que la infraestructura debe permanecer en manos públicas para evitar repetir algunos de los errores cometidos en otros países europeos.
Pero, ¿qué se vende?
El principal problema de la venta del 40% de Ferrovie dello Stato se debe a su estructura interna. Como hemos dicho, es un aglomerado de empresas ferroviarias que controlan diferentes aspectos del sector, por lo que el proceso de venta será delicado.
De hecho, en el seno de Ferrovie dello Stato se han creado dos posturas enfrentadas que han levantado tensión interna en la empresa.
Por un lado, el presidente de la compañía, Marcello Messori, defiende que la gestión de la red ferroviaria debe quedar en cualquier caso en manos del estado para garantizar las condiciones de libre competencia y la calidad del servicio. Por lo tanto, propone la división de la empresa al menos en dos: una parte gestora de la red y otra de los servicios de viajeros y mercancías (sería ésta última la que quedaría parcialmente en venta).
Las ventajas de proceder a la venta en esas condiciones son la propiedad pública de la red y el seguimiento de las órdenes de la UE (que han pedido a los países esta separación). La parte negativa es que el proceso requeriría más tiempo y que además, la parte en venta perdería gran parte de su valor al eliminar de ella la gestión de la red.
En el otro lado se posiciona el administrador delegado de Ferrovie dello Stato, Michele Elia, que es partidario de dejar la empresa como está y poner a la venta el 40% del conjunto. De hacerse así, la gestión podría ser casi inmediata, e Italia podría demostrar a la UE que está haciendo todo lo posible por saldar su deuda interna. El problema es que la entrada de inversores privados en todos los aspectos de la gestión ferroviaria perjudicaría a la imparcialidad de la empresa y quizá también a la calidad del servicio.
Un poco de historia: el ejemplo británico
Sin duda, el ejemplo más claro de privatización que no sale bien es el británico, donde el sistema ferroviario ha estado alternativamente en manos públicas y privadas sin encontrar la estabilidad.
De hecho, incluso el modelo actual de franquicias no es perfecto ni mucho menos ya que, al final, si una operadora privada quiebra, es la pública Network Rail la que debe hacerse cargo del servicio.
Ese desequilibrio es el que ha propiciado que en los últimos años la situación del ferrocarril británico sea objeto de constante debate sin que se haya llegado a una solución que guste a todos.
Lo que demuestra el ejemplo de Reino Unido, y a lo que se enfrentan los estados de la Unión Europea, es una situación que plantea una serie de problemas que se deben resolver de tal modo que se garantice la sostenibilidad económica, el servicio eficiente y la libre competencia entre operadores.
Fácil, ¿no?
Fuentes: International Railway Journal, Think Railways, International Business Times y TGCOM24.