- El Plan Estratégico de Transporte e Infraestructura portugués provoca diversas reacciones.
- Los sectores menos favorecidos por este plan se quejan.
- Fue la Unión Europea la que forzó que Portugal incluyese también proyectos enfocados en los pasajeros.
Tras el anuncio la semana pasada del Plan Estratégico de Transporte e Infraestructura (PETI) de Portugal, ya se han alzado algunas voces en contra del mismo. Ahora al Gobierno de Portugal le toca enfrentarse a las reacciones contra su estrategia a largo plazo.
Freno a la privatización del Metro de Oporto
Hace unos días hablábamos de la inminente privatización de algunas de las redes de transporte público de Portugal para sanear las cuentas públicas. Se trata también de un asunto reflejado en el PETI, ya que de esos ingresos podrían depender otros proyectos futuros.
Pues bien, el municipio de Matosinhos, al noroeste de Oporto, ha anunciado que recurrirá la privatización de la red de Metro de Oporto. El motivo que expone es que el Gobierno de Portugal no posee la totalidad de la red, ya que no ha cumplido las compensaciones prometidas a quienes le dieron su parte de participación en la empresa. Por tanto, Matosinhos considera que el Gobierno de Portugal al incumplir ese contrato previo, no puede considerarse dueño del Metro de Oporto ni venderlo a un tercero.
Compromiso de la Unión entre Portugal y España
También se presiona al Gobierno de Portugal para que avance en los proyectos que sí aparecen en el PETI. Es el caso de la conexión ferroviaria entre Sines y Caia. Si bien es uno de los proyectos prioritarios, la Comunidad Intermunicipal de Alentejo pide un compromiso real traducido en una fecha fija de inicio de las obras.
Ese es el principal problema del PETI: aunque cuenta con una lista de proyectos, el calendario de cumplimiento de los mismos no está desarrollado.
Fuentes: Jornal da Madeira y Público.pt