El metro convencional
Abreviación de ferrocarril metropolitano, se encarga de conectar los distintos barrios de una misma ciudad utilizando una infraestructura exclusiva para el transporte de viajeros, generalmente subterránea aunque puede haber tramos en superficie o en viaducto.
Al ser ferrocarriles íntegramente urbanos, suelen estar gestionados por la autoridad local o regional. No obstante, hay casos como el metro de Santiago de Chile que son de propiedad estatal.
El metro ligero
Según la Unión Internacional de Transporte Público, un metro ligero es aquel que es explotado con material tranviario. Por lo tanto, lo único que le diferencia de un metro convencional es el tipo de tren que lo utiliza. El motivo de emplear tranvías en lugar de trenes pesados es ahorrar en costes de explotación, en especial cuando la demanda no justifique el uso de material de alta capacidad pero se estima que en un futuro sí será necesario.
La infraestructura de un metro ligero debe estar preparada, pues, para ser adaptada a un metro convencional de una manera sencilla, aunque no siempre se da el caso. Un ejemplo de metro ligero lo tenemos en la ciudad de Sevilla, en donde los tramos subterráneos utilizan infraestructura de metro.
Fuera de España tenemos el metro de Oporto o la línea verde del LUAS dublinés que, pese a circular íntegramente en superficie, tiene los gálibos preparados para cambiar a un tren de metro pesado.
Tranvía moderno
Es el resurgir de los tranvías. Se trata de otro ferrocarril metropolitano, generalmente de superficie, destinado a transportar viajeros de manera masiva en un paso intermedio entre el autobús y el metro. La principal ventaja del tranvía es que su construcción y mantenimiento es muy inferior a la del tren subterráneo, del que es un gran complemento, ya que es inviable llevar metro convencional o ligero a todas partes.
Poco a poco va conquistando las calles de las principales ciudades mundiales, ya que en la última mitad del siglo XX se abogó por sustituirlos por autobuses. Eso sí, a diferencia del clásico, el tranvía moderno suele tener carriles segregados del tráfico rodado.
En España, el primer tranvía moderno fue la línea 4 del metro de Valencia. Tras él, algunas ciudades como Barcelona o Parla le han seguido los pasos. Incluso en Madrid, en donde erróneamente se le llama Metro Ligero, se ha instalado en los barrios de Sanchinarro y en las poblaciones cercanas de Pozuelo de Alarcón y Boadilla del Monte.
Fuera de nuestras fronteras, ciudades como París, Londres y en los próximos meses Edimburgo (con material de CAF), han recuperado el tranvía moderno desde cero. Otras, como Berlín, han ido actualizando sus redes clásicas a los nuevos estándares para brindar una completa oferta de transporte público urbano a sus ciudadanos.
Fuentes: Ecomovilidad, antiguos archivos del transport21 Ireland y Edinburgh Trams.