Una de las cosas que más sorprende a los extranjeros del metro de Berlín y de la red de transporte público en general es que no hay controles de acceso. Ni torniquetes, ni puertas ni ningún tipo de barrera. En muchas estaciones, las escaleras de las bocas de acceso dan directamente a los andenes, que son todos centrales, y en ocasiones en el medio de los mismos. Por lo tanto, es posible viajar sin billete sin llamar la atención ni con el riesgo de partirse la crisma.
El peligro de viajar sin billete
Sin embargo, aunque pueda resultar tentador y parezca que está exento de riesgos, este sistema existe así porque en la mentalidad alemana existe la confianza de que la gente va a pagar. Pero las autoridades del transporte (BVG y VBB) saben que no todo el mundo es honesto y que hay extranjeros que pueden abusar de la confianza. Por este motivo, hay controles muy rigurosos de billetes. Muy rigurosos significa que hay bastantes revisores y que son implacables.
Si un revisor se encuentra a cualquier viajero sin billete, no hay excusa válida para no pagar la multa de 246€, que puede ascender hasta 600€ en el S-Bahn. Y no sólo es imprescindible llevar un billete, sino que este tiene que estar validado.
Validar los billetes en el metro de Berlín
Aunque no haya torniquetes ni ninguna otra barrera, sí que hay máquinas validadoras en todas las estaciones en las que se debe introducir el billete en su primer uso. De color rojo otras amarillo, están situadas en postes junto a los accesos y es obligatorio utilizarlas, ya que sino se entiende que ese billete podría ser reutilizado en otra ocasión.
Cuando se adquiere un billete diario, semanal o mensual la validación es obligatoria en el momento en el que se inicia el primer viaje ya que queda impresa la fecha y así los revisores pueden saber cuándo se acaba su validez.
Un riesgo un tanto egoísta
Hay quienes les gusta jugar con la suerte y se arriesgan a viajar sin billete porque ¿para qué pagar si se puede viajar gratis? La respuesta es sencilla. El transporte público hay que mantenerlo y no todo puede salir de las arcas estatales. Cuanta menos gente pague, más caro debe ser el billete para compensar esa falta de ingresos. Y, en el caso del metro de Berlín, si hubiera que instalar controles de acceso aumentarían los gastos de mantenimiento y, por ende, el precio del pasaje. Por lo tanto, sí, se puede viajar sin billete. Pero es muy egoísta hacerlo.