Como todos los seres, vivos e inertes, los trenes tienen un ciclo de vida que -en su caso- se inicia en la fase de diseño y posterior fabricación y finaliza cuando dejan de prestar servicio y se van al desguace. Sin embargo, unos pocos afortunados continúan haciendo chirriar las vías; son los trenes históricos.
Un museo vivo
Los trenes históricos no son simplemente viejos vehículos que dejaron de prestar servicio por quedar obsoletos ni el mayor objeto de recreo de los aficionados al ferrocarril, quienes son sus principales defensores y restauradores.
Son un vestigio del pasado, la única manera de hacer que no se pierda la esencia de nuestra cultura actual, la única manera de no olvidar aquellos viajes que mucha gente de mediana edad anhelan, la única manera de hacer que las generaciones venideras aprendan de forma práctica cómo era algo tan importante como el transporte del siglo XX.
Clave para valorar el presente
Hacen posible que no haya que contar a los niños cómo era el pasado, sino que lo vivan en el presente. Aparte de conocer un pedazo importante de nuestra historia, gracias a los trenes históricos las nuevas generaciones pueden valorar mejor lo que tenemos actualmente o, incluso, aprender las cosas buenas de lo anterior para mejorar lo que ahora existe.
Además, no hay que olvidar que el hecho de que hoy existan los tan prestigiosos trenes de alta velocidad se debe indudablemente a la existencia en su día de trenes de vapor, trenes diesel como el TAF o el TER y trenes eléctricos como las Suizas.
Los trenes históricos en España
En nuestro país, estas antiguas (que no viejas) glorias han sufrido por lo general un notable abandono por parte de las autoridades. Con grandes excepciones como los servicios turísticos Tren de la Fresa (que ya va por su trigésima temporada) o el Tren de los Lagos (que funciona gracias a los aportes de diversas autoridades catalanas), las operadoras de trenes nunca han prestado mucha atención a los vehículos que en su día transportaban a sus viajeros.
La preservación, labor de aficionados
Si bien la Fundación de los Ferrocarriles Españoles (cuyos patronos son Renfe, Adif y otras empresas ferroviarias) es la entidad pública encargada de velar por estas piezas, la realidad es que han sido los aficionados agrupados en asociaciones de amigos del ferrocarril quienes más han ejercido esta labor.
Entidades como la catalana ARMF o la madrileña AAFM son asociaciones clave en esta labor, ya que son las que más trabajos de restauración y mantenimiento de trenes históricos realizan; en ocasiones a partir de vehículos que se podrían considerar chatarra. Eso sí, con la mediación de la Fundación; encargada de la gestión de este patrimonio.
No olvidemos, eso sí, las notables obras de museos como el de Azpeitia (Museo Vasco del Ferrocarril) y el de Asturias quienes se han volcado en tener activos multitud de vehículos de valor incalculable y que utilizan para servicios propios.
Trenes turísticos
La mayoría de trenes históricos que se restauran y/o mantienen en orden de marcha son empleados para realizar servicios turísticos que, en ocasiones, son la seña de identidad de las composiciones. Por ejemplo, todo el mundo asocia los coches Costa del Museo del Ferrocarril de Madrid con el ya mencionado Tren de la Fresa.
Otro de los trenes turísticos de esta ciudad también es prestado con material histórico. Se trata del Río Eresma (AAFM) que atraviesa la sierra de Guadarrama para llegar a Segovia.
Son más los trenes turísticos históricos que hay en España, pero de ellos te hablaremos más adelante.