Quienes hayan tenido la ocasión de ver la cabina de conducción de un tren, se habrán sorprendido al ver un volante -como el de los coches- en algunas. Un volante que, si bien tiene una función muy importante, no es la de tomar curvas.
Y es que un ferrocarril se caracteriza porque, precisamente, son las vías las que guían a los vehículos gracias a las pestañas que se encuentran en las ruedas.
¿Para qué sirve el volante en los trenes?
Si son los raíles los que guían a los trenes y los volantes no sirven para tomar las curvas, uno puede pensar que pueden servir para hacer los cambios de vía.
Sin embargo, como ya se hablará más adelante en Encarrilando, para esto existen unos aparatos de vía denominados desvíos que también guían al tren.
Una vez descartada su utilidad para cambiar de dirección del tren, es hora de explicar qué hace. El volante, en los trenes que lo llevan, es el regulador de potencia y, en la mayoría, también el freno. En otras palabras, sirve para controlar la velocidad del tren.
Funcionamiento
Por lo general, girándolo en sentido horario (como si se girara a la derecha) se acelera la marcha. Por el contrario, en sentido antihorario (hacia la izquierda) se reduce la potencia.
Los volantes que hacen de mando combinado (aceleración/freno) tienen un punto neutro en el que no transmiten ninguna orden. Siguiendo el orden anterior, girar el volante hacia la derecha de ese punto neutro controla la potencia de empuje. Cuanto más se gire, más potencia se demanda a los motores. Por el contrario, girarlo hacia la izquierda de ese punto controla el freno de la misma manera que para la potencia.
Trenes con volante
En los vehículos modernos, es común que la velocidad se controle con una palanca por motivos técnicos y de comodidad. En España, por ejemplo, sólo queda en servicio dos series con volante, una de ella la 100 de AVE.
Basada en los franceses TGV de los años noventa, hereda de ellos su peculiar sistema de control que podemos ver en acción a partir del minuto 2:20 de este vídeo:
Por lo tanto, parece que este dispositivo de control está destinado a desaparecer, en reemplazo de las hegemónicas palancas.