En nuestra lengua, a la hora de referirse a la alta velocidad existen -como en otros idiomas- diferentes términos que quizás debido a un mal uso periodístico o propagandístico se han ido confundiendo a lo largo del tiempo. Por lo general, en España se le suele llamar AVE a todo lo que supuestamente corre y a la infraestructura; un uso que, como se detalla a continuación, no es del todo correcto.
Y es que AVE tiene su origen como siglas de Alta Velocidad Española, un concepto que bajo el Gobierno de Felipe González se vendió como algo totalmente distinto a lo conocido; existiendo la idea de que “no es ferrocarril, es el AVE”. Sin embargo, a la hora de la verdad, AVE es el nombre que da Renfe-operadora a los servicios de largo recorrido que se realizan exclusivamente por alta velocidad, salvo la excepción del nuevo Alvia Madrid-Barcelona; relación creada para no trasladar material vacío.
Por lo tanto, hablar de una nueva línea de AVE es incorrecto si nos referimos a la infraestructura. Es incorrecto decir que el último AVE en entrar en servicio fue el Madrid-Valencia, ya que realmente el último servicio AVE creado es el Valencia-Sevilla. Más incorrecto aún es referirse a AVE a cualquier infraestructura de ancho UIC como el nuevo túnel Atocha-Chamartín o la futura conexión de este tipo a la T4 del aeropuerto de Barajas. No todo lo que es ancho internacional es alta velocidad.
Para la infraestructura, lo correcto es hablar de LAV, siglas de Línea de Alta Velocidad. Equivale al francés Ligne à Grand Vitesse o LGV. Se refiere a las vías por las que generalmente circulan los Trenes de Alta Velocidad o TAV, independientemente de si son AVE, Alvia o Avant, aunque en España se ha dado el caso de un TRD (nombre otorgado a los servicios prestados por trenes de la serie 594, con una velocidad máxima de 160km/h) que ha circulado por una LAV.
Como se puede observar, las siglas TAV son un genérico para cualquier tren de este tipo y equivaldría al francés Train à Grand Vitesse (TGV) -nombre que la SNCF utiliza al igual que Renfe a AVE- o al inglés High Speed Train (HST). No obstante, que el tren pueda correr mucho no significa que siempre lo haga ya que estará limitado por la infraestructura. Por ejemplo, hay tramos urbanos de LAV en España donde la velocidad máxima es de 90km/h y hay TAV que prestan servicio por líneas clásicas. Otro ejemplo de TAV lento es Alemania, donde las LAV existen sólo fuera de las ciudades y hasta sus centros se llega mediante las clásicas, en las que no se puede ir a gran ritmo.
Para finalizar, el término tren bala se aplica principalmente debido a la peculiar forma de los frontales de la primera serie de trenes de alta velocidad japoneses, que recuerdan a una bala. Además, bala es casi sinónimo de velocidad y esto ha hecho que el término tren bala sea usado como sinónimo de TAV.