Esta semana, en Pinceladas, echamos la vista atrás para recordar el asalto al tren de Glasgow en 1963, considerado por muchos el robo ferroviario del siglo XX.
Un plan milimétricamente estudiado…
Todo sucedió la madrugada del 8 de agosto de 1963, cuando un grupo de 17 delincuentes (15 ladrones especializados escogidos ad hoc y 2 informadores) llevaron a cabo este golpe calculado al detalle, limpio y preciso, pero todo comenzó años antes en la mente de Bruce Reynolds, cerebro del asalto al tren de Glasgow.
Y es que este inglés había oído hablar de este tren a un compañero de la prisión de Durham tres años antes y, aunque al principio no le convenció la idea, un reencuentro con Ronnie Biggs, delincuente con el que ya se había asociado antes, fue el punto de inflexión que puso en marcha el atraco.
El plan se centraba en el tren del 8 de agosto porque era el que contenía todo el dinero de las cajas fuertes de los bancos de Glasgow, que se dirigía a Londres para ponerse a buen recaudo. Además, el vehículo era el Up Special, uno de los 4 trenes secretos de la Dirección de Correos inglesa que transportaban de noche el dinero de los bancos. Era un tren del que muy pocos sabían su existencia, pero sí este grupo de ladrones.
…pero no perfecto
Con todo estudiado, los ladrones esperaron a que el tren llegase al empalme ferroviario de Leighton Buzzard y Cheddington, a unos 65 km de Londres, para llevar a cabo el golpe.
Lo primero que necesitaban es que el tren parase así que, equipados con una batería portátil, cambiaron las luces del semáforo para alertar al maquinista de un fallo que le obligase a detener la locomotora. Cuando el ayudante del maquinista bajó a comprobar qué sucedía y a informar por teléfono a la siguiente estación, se dio cuenta de que los cables estaban cortados. Después fue amenazado por los ladrones, al igual que el maquinista, mientras se hacían con el botín.
¿El resultado? 15 minutos de atraco, poca violencia (sólo el maquinista fue golpeado) y 118 sacos llenos de libras esterlinas 45 minutos antes de que la policía pudiera ser avisada. El asalto al tren de Glasgow fue visto y no visto.
Sin embargo, como decimos el golpe fue casi perfecto, ya que los ladrones se olvidaron de un detalle: dejaron el tablero de Monopoly con el que habían estado jugando mientras esperaban al tren. Así que, gracias a las huellas, todos los ladrones fueron identificados, y la mayor parte de ellos encarcelados.
Sólo los cabecillas lograron escapar de la policía: Bruce Reynolds, que se sometió a cirugía estética y escapó a México y Canadá durante 5 años, y Ronnie Biggs, quien vivió en Brasil 31 años (y se convirtió en una celebridad mientras tanto) hasta que en 2001 se entregó a Reino Unido de forma voluntaria.
El asalto al tren de Glasgow como inspiración
Como no podía ser de otra forma, el asalto al tren de Glasgow ha inspirado desde entonces numerosas películas.
La primera llegó en 1967 bajo la dirección de Peter Yates. El gran robo cambia algunas cosas esenciales de la los personjaes y el final, pero está basada al 100% en este hecho histórico.
Otra versión, la más fidedigna, es Buster, de 1988, protagonizada por Phil Collins. Cuenta la historia de Buster Edwards, uno de los asaltantes que colaboró como asesor en la producción.
Pero la televisión también se ha fijado en el asalto al tren de Glasgow para realizar algunas piezas audiovisuales. En 2012 se estrenó Mrs. Biggs, un docudrama británico dividido en 5 episodios que cuenta la vida de Charmian Powell, la que sería pareja de Ronnie Biggs. Aquí se habla tanto de los años previos al atraco como del después, incluyendo la estancia en Río de Janeiro.
La última adaptación la ha llevado a cabo la BBC que, con motivo del 50º aniversario del asalto al tren de Glasgow estrenó la tv movie The Great Train Robbery, protagonizada por Luke Evans. En este caso la película, dividida en dos episodios, se centra en el cerebro de la banda, Bruce Reynolds.