¿Por qué es peligroso subirse al techo de un tren?

Subirse a un tren por otro sitio que no sea la puerta y a otro lugar que no esté habilitado para el transporte de personas es, a ciencia cierta, una gran temeridad que puede tener graves consecuencias. Acciones como subirse al techo de un tren son muy peligrosas y no tan sólo por el gran peligro que hay de caída. ¿Conoces los riesgos reales?

1. Hay peligro de caída

Los trenes no son precisamente vehículos pequeños. En los de viajeros, el tren de menor altura es el Talgo Pendular, cuyo techo está aproximadamente a 3,5 metros del nivel de vía. Sin embargo, lo normal es que los trenes superen los 4 metros de altura, llegando a los 4,3 m en el caso de los dúplex serie 450 de Renfe.

Resulta evidente que es peligroso subirse al techo de un tren; al menos para la integridad del esqueleto. Además, los atrevidos que no temen hacerlo se exponen a caer sobre una vía paralela por la que podría pasar otro tren.

Si se hace en marcha, el peligro se multiplica ya que es mucho más fácil perder el equilibrio y, además, pueden encontrarse elementos que produzcan impactos como puede un túnel, un poste, árboles mal acondicionados, etc.

2. Riesgo de electrocución

Subirse al techo de un tren en  vías electrificadas con cable aéreo (conocido como catenaria por la estructura que sostiene al hilo conductor) conlleva un enorme riesgo de recibir una descarga eléctrica que puede causar:

• Un paro cardíaco.
• Destrucción de músculos, nervios y tejidos.
• Quemaduras térmicas.

Son muchos los factores que entran en juego para valorar los efectos que una descarga eléctrica puede causar sobre el cuerpo humano, pero hay que tener en cuenta que en España la electrificación de la Red Ferroviaria de Interés General varía entre los 3.000V en continua y los 25.000V 50Hz en alterna. En condiciones de sequedad, la resistencia del cuerpo a la electricidad es de 1.000 ohmios por lo que la descarga sería de 3 amperios en el primer caso y de 25 amperios en el segundo (114 veces más que al meter los dedos en el enchufe).

Aún con estos datos no se puede determinar con exactitud las consecuencias de la electrocución, ya que el tiempo que el cuerpo esté expuesto, el camino que tome la corriente en el organismo así como la humedad a la que esté expuesto (incluyendo sudores)  son determinantes. En otras palabras, hay que tener mucha suerte para subirse al techo de un tren en una vía electrificada y salir bien parado.

Es el caso de un joven de 16 años que, con graves quemaduras y contusiones, ha sobrevivido este fin de semana a una descarga de 25.000V 50Hz al subirse encima de un tren AVE en Alicante practicando parkour. Y no es el primer caso. Sin ir más lejos, en enero de 2013 un muchacho de la misma edad quedó herido grave al subirse sobre un tren en la estación de clasificación de mercancías de Vicálvaro y tocar el cable. En noviembre de 2012 un hombre de 20 años perdió la vida en las dependencias de Santa Catalina, también en Madrid.

Sólo los profesionales pueden subirse al techo de un tren

Por labores de mantenimiento resulta imprescindible acceder a este lugar. Sin embargo, para disminuir (que no eliminar) los riesgos se debe emplear siempre personal cualificado en instalaciones convenientemente preparadas que cuenten con las suficientes medidas de seguridad. Por ejemplo, en el caso de talleres con vías electrificadas, no sólo se corta la alimentación de la catenaria. También se pone el tren a tierra.

En el caso del cine, en donde más de una vez se han visto peleas encima de un tren en marcha, no hay que olvidar que es simplemente ficción y que las pocas tomas reales se hacen con actores secundarios debidamente preparados.

La mítica escena de Tom Cruise, en la que logra subirse al techo de un tren TGV en marcha y protagonizar una pelea en Misión Imposible, no son más que efectos especiales.

Fuentes: Renfe, Cienciaes, Mediline, Europa Press, Telecinco y ABC.