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Alsa y Eco Rail quieren usar trenes de Renfe para competir con Renfe

El alquiler de trenes que ya están en servicio es la única manera de comenzar a competir en 2027 en los nuevos corredores. Pero Renfe no tiene trenes suficientes.

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La alianza creada entre los operadores privados Alsa y Eco Rail está interesada en formar parte de la denominada segunda fase de la liberalización del transporte ferroviario de viajeros. Sin embargo, tiene el mismo problema que todas las empresas distintas a Renfe sufren: necesitan material de ancho variable.

Según ha informado Expansión, fuentes consultadas conocedoras del proceso, la alianza habría solicitado a Renfe que transfiera a RAMF (Renfe Alquiler de Material Ferroviario) trenes con esta tecnología para poder así arrendarlos.

Sin embargo, esta opción no es viable para el operador público. No sólo por lo que supone que sus competidores usen sus propios trenes para quitarle cuota de mercado. Es bien sabido que Renfe sufre una falta de material móvil con estas características.

El retraso en la entrega de la serie 106 obligó a no reponer algunos servicios tras la pandemia. Y, a medida que van entrando en servicio, Renfe redistribuye inmediatamente las series 120, 121, 130 y 730 a líneas entre las líneas en las que hacen falta.

La llegada de los trenes de la serie 107, prevista para 2025, podría no ser suficiente. Y menos con una serie 100 de la que hay rumores de retirada tras haber superado los 30 años de servicio.

El problema del material de ancho variable

Todos los corredores que entrarán en el segundo concurso de paquetes de surcos comparten la misma característica: tienen vías de ancho ibérico y de ancho internacional. Hablamos de las rutas que unen Madrid con Asturias, Cádiz, Cantabria, Galicia y Huelva.

Sin embargo, en este momento sólo hay un fabricante europeo que ofrezca trenes de ancho variable capaces de circular a 300 km/h. Se trata de Talgo, con su plataforma Avril o con la serie 107, que se podría considerar una evolución de los Talgo 350.

Esto se traduce en que, en la práctica, hay un monopolio que Talgo no puede afrontar. Dado que cuenta con una gran cantidad de pedidos y no ha ampliado sus factorías, se calcula que los pedidos que recibiera ahora tardarían unos 5 años en entregarse.

Es decir, habría que esperar a 2030 para que la segunda fase se haga efectiva.

¿Podría el Oaris de CAF aliviar el problema?

Aparte de Talgo, sólo hay un fabricante que vende trenes con las catacterísticas que hacen falta para explotar estos recorridos: CRRC. En 2020, el fabricante chino presentó un tren de ancho variable capaz de alcanzar los 400 km/h.

Por el momento es una opción muy poco factible. Primero, habría que instalar su tecnología en los cambiadores de ancho de Adif. Segundo, habría que homologar todo. El proceso, aparte de costoso, podría ser más lento que un eventual pedido a Talgo.

No obstante, como señalamos en la noticia de la segunda fase de la liberalización, hay otro camino posible.

Se trata de CAF.

El otro fabricante español de trenes tiene en su catálogo el Oaris, una plataforma que ya está homologada en España (el 105-001 de Renfe, que nunca ha entrado en servicio) y una tecnología de ancho variable: el bogie Brava.

Sin embargo, este sistema tiene la misma limitación que tenía la Rodadura Desplazable de Talgo hace no mucho tiempo: está diseñado para una velocidad comercial máxima de 250 km/h.

Acorde a fuentes consultadas por Expansión, el fabricante podría trabajar en mejorar el bogie Brava si ven que hay mercado. Es una afirmación que CAF no ha confirmado a Trenvista.

Para operar las líneas que entran en el segundo concurso de paquetes de surcos, Alsa y Eco Raíl necesitarían, al menos, 11 trenes. Habría que añadir los trenes que un tercer rival, como iryo o Ouigo, pudiera requerir.

En cualquier caso, no es nada realista que estos trenes pudieran estar desarrollados, fabricados y homologados en un plazo de tres años ni aunque se encargaran ahora mismo.

Aunque supusiera que Renfe dejara de operar ciertos trenes para pasar material móvil de ancho variable a RAMF, es la única forma de permitir que los rivales del operador público puedan competir en 2027.

Para que Renfe no tenga que renunciar a prestar servicios existentes y necesarios, habrá que esperar a 2030 para que la competencia llegue a lugares como Santiago de Compostela, Santander, Gijón o Huelva.

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