En un foro organizado este lunes por El Mundo Diario de Castilla y León, el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, ha pedido “introducir” cordura en la política de soterramientos de vías de ferrocarril en España.
Según el Ministro, en este momento hay sobre ls mesa 75 proyectos de soterramiento pendientes que superan los 24.000 millones de euros. Como referencia, recuerda que la deuda de Adif es de 17.000 millones de euros y que el ritmo de inversión anual en infraestructuras ferroviarias es de 2.500 millones de euros.
De manera tajante, el nuevo ministro ha declarado que “Tendríamos que parar el crecimiento del país para realizar todos los soterramientos”. Se ha referido a esta política de hacer desaparecer vías de la superficie como una “carrera enloquecida” que “no ocurre en el resto de Europa”.
Razón no le falta, en otras grandes capitales europeas como Berlín, Londres o París; sus vecinos conviven con vías de ferrocarril convenientemente integradas en la trama urbana.
Por todo esto, Óscar Puente ha pedido introducir “racionalidad y realismo” en unas inversiones que, además, en rara ocasión suponen una mejora del servicio ferroviario.
Ha recordado que en otros países del entorno, las ciudades que quieren soterrar las vías deben hacer frente al 50% del importe de las obras. Un requisito que, asegura, se va a aplicar en España con la Ley de Movilidad Sostenible. Esta va a limitar a la mitad del coste de la obra la aportación que va a hacer el Estado a este tipo de proyectos.
El ejemplo de Valladolid
Las palabras de Puente no están vacías de contenido. Como alcalde de Valladolid paralizó el proyecto de soterramiento, protagonista además de casos de corrupción, y lo sustituyó por una mejor integración del trazado ferroviario en la trama urbana. Buscando solucionar con una menor inversión los problemas reales causados por la presencia de las vías.
Sin duda, puede que estemos ante un gran cambio de paradigma en un país que ha abusado del soterramiento de las vías de ferrocarril, política que la antecesora en el MITMA, Raquel Sánchez, seguía impulsando. Un ejemplo es el soterramiento en Montcada i Reixac, presupuestado en 540 millones de euros.
