Esta semana en Pinceladas te traemos una de las construcciones ferroviarias más espectaculares del mundo: la estación de Dunedin en Nueva Zelanda, la mayor casa de genjibre con la que puedas tropezarte :).
Una gran estación para una gran ciudad
Dunedin, la segunda ciudad más grande de la Isla del Sur en Nueva Zelanda, era el centro comercial del país a principios del SXX, por lo que se decidió construir una estación de tren digna de tal condición.
El encargo fue otorgado al arquitecto George Troup que, en 1906 terminó esta impresionante estación de Dunedin.
De estilo renacentista flamenco y con superficies de piedra caliza blanca sobre rocas de basalto negras, la estación de Dunedin parecía una bonita y gigante casa de genjibre, por lo que al arquitecto le apodaron Gingerbread George.
Los ricos detalles son otro de los puntos fuertes de la estación, así como el suelo del salón de reserva: un mosaico de casi 75.000 azulejos de porcelana Royal Doulton.
Además, su andén de 1km de longitud, es el más largo del país.
La evolución de la estación de Dunedin
La estación de Dunedin se convirtió en una de las más importantes de Nueva Zelanda y, si bien en la actualidad aún tiene un uso ferroviario, lo cierto es que algunos de sus espacios se han dedicado a otras actividades. Por ejemplo, en la planta baja se ha construido un restaurante y en la superior una galería de arte y una sala dedicada a las principales figuras deportivas. Además, anualmente se dan cita en su largo andén los entendidos del sector moda, ya que allí se celebra su pasarela más importante.